domingo, 22 de abril de 2018

UNA O NINGUNA

Es cierto que, a lo largo de este mes que cumplimos hoy aquí, hemos visto montooones de cosas diferentes que nos han llamado la atención pero también que hay otras tantas que nos han sorprendido por su ausencia. Pongo a continuación algunos ejemplos de esos que hemos visto "una o ninguna vez", que en ocasiones son motivo de alegría y otras veces hacen que el corazoncito suelte un suspiro por la ciudad del Turia.
  • Como ya adelanté en la entrada anterior: papeleras. Por sorprendente que parezca, no, no hay papeleras por las calles. Ya sabéis que adoro mi ciudad, pero eso no quiere decir que no sea crítica con ella. Si traslado esta situación a Valencia es un cálculo simple: Papel en la mano + ausencia de papeleras = Papel en el suelo (con esto no quiero decir que sea una mayoría  la que muestre esta actitud, pero no hay más que darse una vuelta y ver que no son uno ni dos los que escampan su basura por ahí sin miramientos). Pero no deja de alucinarme que aquí no hay ni un solo papel en el suelo. NI UNO. NUNCA. 
Esa es la parte genial: "¡Ooh, qué país más limpio!", pero cuando tu hija está costipada y se convierte en una fábrica de mocos andante que ya no das a basto de tanto sonar y los pañuelos usados invaden cada bolso y bolsillo, desearías que alguien considerara la posibilidad de poner alguna que otra papelera.

Probablemente tengan mucho que ver con lo anterior un par de cosas que no están bien vistas en muchos lugares de Japón o incluso están prohibidas y reducen notablemente la cantidad de basura:
  • La primera es comer por la calle. No va a venir un policía a multarte, pero no verás a nadie que lo haga, salvo en el Hanami, que es cuando se sientan con sus mantelitos a comer debajo de los sakuras en flor (y, por si había la menor duda, luego lo dejan todo impoluto). Me imagino a turistas japoneses tirándose de los pelos en mitad de la Plaza de la Reina mientras la típica colleta sentada en un banco los mira sorprendidos sin dejar de comer pipas y tirar las cáscaras al suelo. 
  • Lo otro es fumar, está prohibido fumar por la calle. A veces hay ceniceros en la puerta de algunos negocios o estaciones de metro, pero son escasos. Sólo he visto una persona fumando por la calle en todo este tiempo y mi marido, cuando se lo conté sorprendidísima, me preguntó: "¿Tenía pinta de chunguete?" a lo que le contesté que sí, que se le veía la chungueza a una legua: desaliñado, manos en los bolsillos, cara de malote, sujetando el cigarro con los dientes con aire de vaquero... Vamos, chungo aquí y en el pueblo de mi abuelo. Y él me dijo que por eso, que aquí como en todas partes los hay "rebeldes" y además se hacen de notar.
  • ¡Hola, Señor Grezzi! Este punto te lo dedico. Carril bici. ¿¿Qué??, ¿¿Cómo dices?? ¿¿Que en un país que está en el Top 10 de los países más bicicleteros del mundo, donde se venden 10 millones de bicicletas al año no hay carril bici?? Pues no en todos sitios y, el único que yo he visto (en Tokyo) era en la acera y compartido con carritos de bebés (como algunos de los que hay en Valencia). Que yo ya dije en su día que a mí, como usuaria de este vehículo, la idea del carril bici me parecía fabulosa, pero creo que se le fue de las manos. Hay, en la propia calzada, unas marcas azules, que es circulación preferente de bicicletas (pero sin delimitación de carril, ni bolardos ni nada) y, en nuestro barrio, lo máximo que he visto es, en algunos lugares peatonales, como unas flechitas en el suelo que pone un iconito de una bici y "Slow". Lo que hay a montones son aparcamientos para dejarlas, eso sí. 



Como nosotros queremos hacer verdadera "inmersión" en su cultura y mimetizarnos al máximo: ¡nos hemos agenciado una bici! La hemos estrenado hoy. Es muy común ver muchas como la nuestra, con asistencia eléctrica y 2 asientos para niños, ¡una pasada!.

Para terminar y relacionado con esto, os cuento lo curioso de la compra de la bici: La buscamos de segunda mano por Internet y las instrucciones de la web decían que había que pagarla en el Seven Eleven (¡en el Seven Eleven! ¡La tienda de 24h que hay a la vuelta de la esquina!), que luego nos llegaría un paquete con el cargador de la batería y unas llaves y después nos dejarían la bicicleta atada en la puerta casa. Yo no hacía más que decirle a mi marido que eso era una estafa fijo, porque además valía como menos de la mitad de lo que costaban en las tiendas de segunda mano, a lo que él me argumentaba que no, que en Japón no se engaña. Yo le decía que saldríamos en el periódico como los primeros a los que han tomado el pelo en este país. A ver, es que en mi cabeza la comparativa a la española venía a ser algo así: Nos tenemos que plantar alegremente en el OpenCor a pagar una bicicleta que hemos comprado en Wallapop, esperar a que el de MRW aparezaca en tu puerta para darte el cargador y las llaves que abrirán el candado de la bici que el de SEUR te dejará a medianoche en el portal de tu casa. 😲Súper lógico todo. Aquí será de lo más normal, pero yo me he quedado a cuadritos de colores porque no, no era una estafa:

6 comentarios:

  1. Y...¿no hará falta atar las bicis, por casualidad? Pq en un país en el q la gente no engaña supongo que como en España (permiteme la mentirijilla), no roba.
    Una bici de chicas preciosa!, que la disfruteis!

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    1. En principio sí pero los candados son ridículos, del ancho de un espaguetti, y pongo la mano en el fuego a que si la dejo sin atar, al día siguiente sigue en el mismo sitio. Además, ¡aquí las bicis tienen matrícula! Vamos, que en el paquete de la batería y las llaves, también iban los papeles de la bici. Muy curioso todo.

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  3. Pero qué desconfiados somos los españolitos!🙄🤑
    Me encanta esa bici, os transporta a media familia 🤩

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  4. No hay papeleras, los niños se encargan de la limpieza de su escuela...lo normal es que luego pase esto: https://twitter.com/jmcotelo/status/1009168022429491202?s=21

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