jueves, 13 de diciembre de 2018

INTRAVISTA

Para responder a muchas de las preguntas que me habéis ido haciendo a lo largo de estos meses, creo que lo mejor sería conceder una entrevista y, como no hay quien me la haga, pues me voy a hacer esta especie de entrevista boomerang. Suena un poco egocéntrico, pero ante la falta de recursos, creatividad:
  • Miriam: Buenos días y muchas gracias por autoconcederme esta entrevista, ¿me permites que me tutée?
  • Una fallera con kimono: Hola, buenos días, ¡por supuesto!, hay confianza, al fin y al cabo me conozco de toda la vida.
  • M: Ya son casi 9 meses en Japón ¡se dice pronto! Comentaba últimamente que echo de menos la comida española y que estaba un poco saturada de la alimentación autóctona. Intentando distanciarme de mi situación de empacho actual: de las comidas niponas que he probado, ¿cuál es mi preferida? 
  • F: ¡Buff!, ¡Qué pregunta más complicada me hago! La verdad es que en Valencia ya había probado bastantes cosas japonesas: yakitori, gyoza, ramen, gyudon, takoyaki, yakisoba (de verdad, no el kakasoba ese de bote), okonomiyaki, somen, kare, hyashichuka... Y creo que de todos me quedaba con la dashimakitamago, una tortilla dulce que no es un plato en sí, se usa como acompañamiento, pero me encanta. ¿Qué ha pasado al llegar aquí? Pues mira, lo mismo que me pasó a mí cuando sacaron el gazpacho artesano de Mercadona 😅: Como aquí venden la tortilla esa hecha, pues ya no la hacemos en casa. ¡Por supuestísimo que está más buena la de mi marido! (igual que está más bueno el gazpacho casero), pero el ahorro de tiempo y de limpiar cacharros nos empuja a la tentación de la comida precocinada...

De la comida "nueva" que he probado aquí, me quedo con el shabu-shabu. Lo que me gusta de esta comida no es sólo el sabor, es la forma de comerlo: te sirven rodajas megafinas de carne, también puedes pedir verduras, setas, tofu.. y ponen delante una olla con caldo hirviendo que está al fuego todo el tiempo y cada uno va cocinando lo suyo, luego se moja en una salsa -a veces hay varias para elegir- y, como siempre, se acompaña de arroz. Aquí el arroz se utiliza de la misma forma que en España utilizamos el pan en las comidas, en pocas palabras: pa' to'. El yakiniku se come de forma similar pero, en lugar de ponerlo en caldo, se hace a la plancha y también está muy bueno ¡Ya podrían importar eso a España! Como comida de invierno, que también recomiendo probar, el nabe sería el "cocido japonés" (me quedo con el nuestro sin dudar). A los niños les chifla ir al kaitenzushi, eso sí, ninguno comemos nada de pescado crudo, pero el aliciente de ir "cazando" los platos de la cinta les motiva mogollón, y mi pequeña devora los oniguiris sin pestañear, es la que más disfruta de la comida japonesa, las algas se las come como si fueran papas.

  • M: ¡Madre nuestra, cuántas comidas! ¿Qué consejo le daría a alguien que no tiene ni idea de la gastronomía de Japón y va de visita, cómo puede elegir qué comer?
  • F: A ver, Google ahora es el guía turístico por excelencia, pero la eficacia japonesa supera a la tecnología: En España, tenemos los menús esos típicos de fotos de platos combinados en los que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Pues aquí tienen el sampuru, que son réplicas de plástico de cada plato, tan exactas, que yo al llegar aquí dudaba de si era comida disecada o algo por el estilo. Es alucinante lo realistas que son, y están en los escaparates de todos los restaurantes, así que, si no entiendes el japonés, elige lo que te entre por el ojo. Eso sí, si quieres librarte de la sorpresa de encontrarte un plato picante, que eso con la vista no se aprecia, puedes aprenderte cómo se dice en japonés para preguntar antes de pedirlo. Es muy muy fácil de recordar, "picante" se dice "karai". Te digo yo que, si no te acuerdas de cómo se dice para preguntarlo, ya te acordarás si te arde la boca cuando pruebes el primer bocado.
  • M: La pregunta del millón: ¿cómo me manejo con los palillos?
  • F: La verdad es que bastante bien, he de decir que a lo largo de mi infancia y juventud, muchos domingos pedíamos comida china en casa de mis padres y algo de práctica tenía. Además, llevar más de 10 años casada con un pseudoniponés, también hace. De hecho recuerdo que de recién casados, para que aprendiera a usarlos bien, mi marido me ponía a separar los guisantes del arroz tres delicias y parece que de algo sirvió. No llegan a ser una extensión de mis dedos, como parece que les sucede a los asiáticos, pero vaya, que ya hay veces me siento más cómoda con los palillos que con el tenedor. 
  • M: ¿Y mis hijos?
  • F: Para las peques existen palillos "de aprender", que van unidos y tienen dos anillitas para meter los dedos. Los chicos, aunque al principio en el cole, cuando vieron el arte que tenían para usarlos, decidieron ponerles tenedor, ya se apañan bastante bien con "los de mayor". Para ellos es un reto más y, como tantos otros, lo están superando poco a poco con esfuerzo .  

  • M: Y para cortar la carne, ¿no echo de menos el cuchillo?
  • F: Aquí está todo pensado y preparado para comer con ashis, así que los platos se sirven ya con los alimentos cortados tamaño "bocado", la verdad es que es muy práctico, como casi todo lo que hace esta gente.
  • M: Dejando ya la comida de lado y cambiando de tema, en comparación con España ¿qué me ha llamado más la atención, a nivel físico/visual, al llegar a Japón?
  • F: Mira, ya que la pregunta me la he formulado así, aprovecho para decir que eso: que vivo en Japón.
  • M: ¿Cómo? No me entiendo...
  • F: Pues eso, que yo antes vivía "en Valencia" y, al convertirme en inmigrante, me he mudado "a Japón": de pronto ya no soy de una ciudad, soy de un país. Es algo que veo que está muy generalizado, cambian los límites de las fronteras. Incluso cuando contacto con otros valencianos o con mi familia, hablamos de cuando volvamos "a España" o vengamos "a Japón". Algunas personas ni saben que vivimos en Yokohama, saben que residimos en Japón y ya está. 
  • M: Dicen que los paisajes japoneses son impresionantes, ¿cuál es mi opinión?
  • F: Ya he dicho varias veces que lo que conozco de estas islas es muy limitado, pero he visto de todo. En primer lugar hay dos cosas que me dan mucha rabia: por un lado la masificación, da igual donde vayas, a qué hora y si es campo, playa o ciudad: petación máxima always forever y eso resta mucho encanto la mayoría de las veces. Por otro, una de las cosas que me gusta de viajar en coche es justamente ver el paisaje y aquí los señores japoneses han decidido poner unos muracos enormes a lo largo y ancho de toooodas las carreteras que parecen las anteojeras de los caballos y me hacen sentir como si estuviera dentro de la peli El Corredor del Laberinto o cualquiera de esas de zombies. Soy una enamorada del paisaje ibérico, así que si me pides que compare, tengo claro con qué me quedo, pero si hay algo que me ha cautivado, sin duda es el Fuji... es diferente a cualquier vista que haya disfrutado antes, es majestuoso, imponente y supongo que no me deja indiferente el hecho de que sea un volcán, eso es algo extraordinario para mí. Además se hace el remolón y no es fácil conseguir verlo, parece que casi siempre lo rodea una neblina, lo que hace más especial cada ocasión que tenemos de contemplarlo.

  • M: Para terminar: ¿cómo definiría a los japoneses? 

  • F: Eso es como preguntarme cómo definiría a un español... hay de todo, pero desde luego si hay algo que los caracteriza como cultura es el respeto, lo hacen todo con una delicadeza y una atención que no deja indiferente. El problema es que el ser tan excesivamente educados, a veces les causa problemas de relación, sobre todo a nivel internacional. Por ejemplo, no saben decir que no. Hay una frase que dice siempre mi marido que me hace mucha gracia y creo que los define súper bien: "Si un japonés te dice "sí", quiere decir "a lo mejor"; si te dice "a lo mejor", quiere decir "no", y si te dice "no", es que no es japonés."
  • M: Muchas graciar por mi tiempo, ha sido un placer.
  • F: El placer es mío. Nos vemos en el espejo. ¡Sayōnara!