martes, 27 de marzo de 2018

EL MUNDO AL REVÉS

Y es que conducir por la izquierda no es lo único que hacen al revés que nosotros. En la clase de hoy, vamos a repasar ¡los contrarios!
  • Dentro, fuera: Sí, es cierto que en España solemos utilizar las zapatillas de ir por casa y que Japón no es el único país que tiene esta costumbre, pero aquí se toman muy en serio lo de descalzarse al entrar en casa. No sólo eso, cuando fuimos al colegio de los niños, tienen como unas taquillas en la entrada donde dejas tus zapatos y coges tus "pantunflas de interior" (bueno, y el subdirector, todo trajeado y con corbata, lucía en sus pies unas zapatillas de deporte). Ya he pasado mi primer momento de vergüenza cuando, al visitar la biblioteca del Ayuntamiento, nos llamaron la atención porque los niños se subieron a leer a una tarima de madera con las zapatillas puestas ¡sacrilegio! La amable señora, al ver que yo no pillaba nada, me señaló un cartelito del que yo sólo entendía el dibujo de unas zapatillas...

  • Derecha, izquierda: pues, aunque mi lógica española me diga que para cerrar hay que girar la llave hacia la izquierda y para abrir a la derecha, aquí: abrir=izquierda, cerrar=derecha. Quin mal de cap!
  • Frío, caliente: No sé si a vosotros os pasa, pero a mí en invierno, especialmente si la necesidad es nocturna, me da muuucha rabia el momento ese de sentarte en el baño y quedarte con las pantorrillas congeladas al contacto con la taza ¡brrr! Pues, queridos amigos, en Japón no te importará ir a visitar al Señor Roca -aquí Señor Toto, al menos en mi casa- en mitad de la noche porque ¡la taza está calefactada! Sí, sí, va en serio. 
  • Subir, bajar: (Lo siento, no lo puedo evitar: cada vez que veo esas dos palabras juntas, me acuerdo del señor del vídeo de "No me han cogido en el Pasapalabra", os invito a verlo si no lo conocéis y echaros unas risas en mi honor). "Subir-bajar" o "Arriba-abajo" como prefiráis. La cosa es que esto de momento (y que todo sea así), es lo que más me está costando a parte del idioma y es que ¡los grifos se abren al revés! Típica situación en la que abres el grifo demasiado y, como acto reflejo, lo cierras de golpe. Bien, pues pensad cuando haces eso instintivamente, pero el "cerrar" de tu cerebro es "abrir" en esta isla del Pacífico... Parece que después de 6 días (y varias chopadas) le voy pillando el tranquillo.
 

lunes, 26 de marzo de 2018

CON 5 SENTIDOS

Porque las novedades se aprecian con los 5 sentidos y, cuando algo es diferente, todavía se vive de una forma más intensa. Y como lo bueno, si breve, dos veces bueno, mi experiencia de esta primera semana se resume así:
  • Una imagen: Los sakuras en flor del parque de Kodomonokuni, que significa "El país de los niños", sobre todo los pétalos cayendo cuando sopla un poco de viento. ¡Ays! Qué bucólico y romántico... hasta que le pones el toque de realidad de los niños peleándose porque una se ha  acabado el agua y el otro quería más, y quiero hacer pipi pero en ese agujero del suelo no, déjame tirarme otra vez por el tobogán, etc., etc.
  • Un sonido: No todo tiene porqué ser agradable... Si me dices que te diga qué sonido relaciono ahora mismo con Japón, diría que el graznido de los cuervos. ¡Hay un montón! No tantos como palomas en la plaza de la Virgen, pero vamos, hay una buena panda de pajarotes negros paseándose por ahí. Lo otro es que los japoneses suelen ser muy silenciosos en los sitios públicos (imaginaos el percal de tener que mantener a mis cuatro fieras con un volumen de voz "aceptable" para que no me mire to'quisqui) pero cuando estás en el supermercado y anuncian las ofertas por megafonía, se vienen arriba que no veas. Vamos, que el "¡¡a euro, a euro!!" de nuestros mercaditos se queda corto al lado de semejante espectáculo sonoro.
  • Una textura: Las paredes de mi casa. Son de papel blanco con un relieve como a cuadraditos que, aunque creo que es exactamente igual que el de las habitaciones del hospital La Fe, que no es que sea una referencia muy cuqui, la verdad es que hacen que la casa se vea sencilla y acogedora (y también hacen que cada vez que mi hija pequeña se acerca a ellas con las manos llenas de galleta, chocolate o tomate me mueva más rápido que Usain Bolt en los 100m lisos).
  • Un sabor: Los sabores japoneses son lo único que ya traía "aprendido" desde casa, así que aquí el sabor con el que me quedo de esta semana es el del Nesquick (a ver si me pagan por la publicidad), pero no porque aquí haya con sabor de wasabi ni nada por el estilo, no no, es que me lo traje de Valencia y me ha ayudado a no sentirme todavía más desubicada cuando me despertaba y no sabía si era de día, de noche o si estaba aquí o en la Luna. Creo que el día que se me acabe el bote lo voy a echar de menos más que al jamón, al queso y a la sobrasada juntos.
  • Un olor: Aquí lo tengo clarísimo, el olor que más profundamente se ha metido en mi nariz es la mezcla de tatami y queroseno. Raro no, rarísimo, pero así es como huele mi habitación, con el suelo recién puesto y la estufa que funciona con este combustible para aviones. He de decir que no me sentía yo muy segura con semejante máquina de quemar en una casa que es toda de madera y papel, pero ya me estoy acostumbrando, al olor no pero, como tanto me han repetido últimamente: tiempo al tiempo.

domingo, 25 de marzo de 2018

KONNICHIWA JAPÓN!

No hace ni una semana que aterrizamos en tierras niponas y mi colección de cosas sorprendentes es más larga que la lista de la compra del mes.
Aclarar, para que no haya malos entendidos, que no soy niguna experta en cultura japonesa, ni me considero friki de nada que tenga que ver con este país (sí que me identifico con ese apelativo para otras muchas cosas 😊). Lo digo más que nada porque compartiré cosas que, para los que sois amantes y resabidos de este país, os parecerán de lo más básico y evidente. 
Lo que sé de Japón se resume en 10 ó 15 platos típicos, algo del silabario Hiragana y contadas palabras básicas de cortesía, así que podemos decir que estoy en pañales en todo lo relacionado con él. Suerte que no hemos venido solos y contamos con un guía y traductor inmejorable que es la razón de que esta aventura esté comenzando.