jueves, 10 de enero de 2019

GARBANCITO JAPONÉS

Bueno, inauguramos la sección del blog “赤ちゃん a bordo” que, como proponía mi primo, bien podía haberse llamado "Una fallera con kimono de embarazada", donde iré agrupando las entradas que haga contando mi experiencia de embarazo y parto en la Tierra del Sol Naciente (esta es más larga porque es la primera y es el resumen de 4 meses😅). ¡Allá vamos!:
  1. 16/10: Recibiendo la buena nueva. Igual que en España, la noticia de que la familia crecía nos la dio un predictor de los de toda la vida que, aunque con kanjis initeligibles para mí, seguía el mismo patrón de "una rayita= negativo", "dos rayitas = positivo", por lo que no quedaba lugar a dudas. 
  2. 29/10: ¿Y ahora qué? Pues bien, aquí no vale con que te hayas hecho el test en tu casa, si no que, para que el embarazo sea "oficial", tienes que irte a una clínica ginecológica a que comprueben mediante ecografía que, efectivamente, el baby existe (se considera embarazo desde el momento en el que se aprecia el latido del corazón) y te hacen un informe confirmando tu estado de buena esperanza. Así pues, allí que nos fuimos. La primera diferencia galáctica, es que aquí el "potro" (mira que me gusta poco el nombrecito), es eléctrico, y tú te sientas mirando a la pared y de pronto, cual robot futurista, el asiento se eleva, se gira hacia donde está el doctor, te tumba y mueve lo que sea necesario para, por decirlo sutilmente, "colocarte en posición". Entre el médico y tú hay una cortina, ya que los japoneses son muy pudorosos (intrigada estoy de si el parto también me lo van a atender con velo por el medio o qué), pero en el techo hay una pantalla para que puedas ver la ecografía sin problemas. En la primera visita te dan un pequeño álbum para que puedas ir poniendo las ecos que te hacen, ¡si es que son de un detallista! ¡Ah! Se me olvidaba: las clínicas de maternidad son rosas rosísimas: paredes, cortinas, camillas...¡todo! Ellos no hacen problema con lo de rosa-chica/azul-chico.
  3.  08-11: Formalizando el asunto. Como decíamos, para poder iniciar los trámites de revisiones etc. y que conste oficialmente el embarazo, hay que dirigirse al Ayuntamiento. Los funcionarios que te atienden son lo más paciente y servicial que me he encontrado en la vida. Lo primero, después de darte la enhorabuena y preguntarte cómo te encuentras (son majos, ¿eh?), te aclaran punto por punto qué debes de hacer. Te dan la cartilla, que es de embarazo y de salud infantil, todo en uno; miles de millones de papeles informativos, que van explicando tranquilamente y un talonario con 12 cheques descuento de diferentes cantidades. ¡Importante! Aquí toda la salud va por seguro médico, pero el embarazo, al no considerarse enfermedad, sino capricho del matrimonio (alucina), no entra en el seguro, y es una pasta gansa cada visita y el parto, así que tienes que proteger con tu vida ese talonario, que puede salvarte de la ruina, ya que si lo pierdes te dejan claro que no te dan otro.
    Por último, pero no menos importante (¡Ays!, me encanta😍), te hacen entrega del "identificador de embarazada", un llaverito de lo más cuqui, para que te lo pongas en el bolso y los demás sepan, por si no se nota o si  hay dudas del porqué del tamaño de tu barriga, que estás gestando, para cederte el sitio en el metro y cosas así. En él se puede leer la frase: "Hay un bebé en mi barriga".

    ¡¿Es ideal o no?! En resumen, que la chica del Ayuntamiento nos dedicó aproximadamente 50 minutos de su tiempo a nosotros solitos. Ahora, madres del mundo, flipad un poquito: Entre los ochocientos cincuenta y cuatro mil novecientos treinta y seis papeles, me llamaron la atención varios de los servicios que ofrecían para cuando das a luz: Por una parte, un cheque para revisión dental gratuita. No sé a vosotras pero, aunque yo, dado mi histórico dental catastrófico, me he hecho siempre revisión en el primer trimestre, nunca ha sido porque me lo aconseje el médico o la matrona, y el resultado de mis 4 embarazos (además de 4 preciosos hijos), han sido 4 puñeteras desvitalizaciones dentales con sus respectivas fundas y desembolso al canto, así que me parece súper acertado que aquí te repitan por activa y por pasiva que visites al mejor amigo del Ratoncito Pérez. Y por otra parte (y aquí es donde vais a alucinar), una hoja donde te informan que, después de dar a luz, se te hará entrega de hasta 20 cheques de 1500¥ (unos 12€), para que los puedas utilizar en los siguientes servicios: Asistencia en tareas domésticas, preparación de comidas, lavado de ropa, limpieza y organización del hogar, compras (especifica que "para las necesidades diarias", no puedes mandar al ayudante de turno a hacerte una compra en Ikea), cuidado de niños y asistencia en el transporte de los niños al colegio/guardería. ¿¿Cómo te quedas?? Igualito que en España, vaya. Y, como guinda del pastel, tienen el "Sistema de apoyo a la crianza de Yokohama", donde te cuidan al niño o lo recogen de la guarde si tienes "eventos, ceremonias, visitas al hospital, al trabajo o SI NECESITAS TIEMPO PARA TÍ MISMA"!! Anonadada me hallo.
  4. 17/11: 1ª visita al hospital. Aquí la mayoría de la gente da a luz en clínica privada (aclarar que el hospital también es privado, sólo que el coste es menor), pero nosotros elegimos ir al hospital pensando que estarían más preparados de cara a cualquier dificultad en el momento del parto. Bueno, aquí ya me sentí un poco más como en casa, básicamente porque entramos a la consulta con hora y media de retraso. Es cierto que, siguiendo en su línea de practicidad, hay cosas que tienen estipuladas que te ahorran tiempo en la consulta (al llegar tienes un peso y una máquina para tomarte la tensión solita y apuntarla, y en el baño hay vasitos para muestra de orina y una ventanita que comunica con el laboratorio directamente para que la dejes ahí al terminar), pero hay otros detalles importantes que no me hicieron ninguna gracia. En primer lugar: yo entré con mi marido porque se lo permitieron en calidad de intérprete, pero si no, las mujeres van solas a todas las visitas médicas, y me parece que es excluirle de algo muy importante. En segundo lugar, y esto fue lo que más me molestó, aunque sí que está permitido que me acompañe en el momento del parto, en los días de ingreso (que aquí son 5) tiene horario de visita, de 11h a 20h, lo cual quiere decir que las 15h restantes estoy sola o, en el peor de los casos, acompañada de otras 3 puérperas y sus recién nacidos... Vamos, como os podréis imaginar, tocaba las castañuelas ante la noticia. Unido a que nos dieron otros tropecientos papeles con su pertinente explicación (o impertinente, porque creo que si nos das un plano donde está marcado con una flechita por donde tengo que ir a la consulta de dentro de 3 meses, tampoco hacía falta que dedicaras 5 minutos a darme indicaciones...) yo estaba ya entre nerviosa e histérica. Para terminar, dado que tienen overbooking, nos remitieron a una clínica privada para las consultas "ordinarias" y sólo iríamos al hospital para las importantes, así que, siguiendo nuestro turismo embaracil, a la siguiente visita fuimos a un tercer lugar.
  5. 03/12: Eco de la semana 12. Peso, tensión, orina, análisis de sangre y ecografía. Nada diferente a lo que ya estaba acostumbrada, sólo me sorprendió que me hicieron una prueba para descartar cáncer de útero y que, aunque no entendiera nada, me hablaban como si fuera una niña de 3 años: despaciiito, sonriendo cada dos palabras (vamos, le faltaba cogerme los mofletes y decir ¡ayyyy, mi chicaaa!). Todo bien, garbancito japonés está perfectamente
  6. 09/01: Eco semana 16: "Hola, buenos días, estás por encima de la media de aumento de peso para tus semanas de embarazo". ¡Oléééé! Primera buena noticia del año nuevo. Pero, escucha, si me comparas con las fideíllos japonesas, es normal que yo engorde más, ¿no? Nutricionistas del mundo, soy toda oídos. No ha sido para tanto, porque no me han nombrado dieta ni na, pero vaya, la gracia que me ha hecho. En fin, que los resultados de las analíticas estaban todos perfectos y baby niponés está maravitupendástico, aunque es vergonzoso y no dejó que le viéramos la entrepierna.